16 Oct
16Oct

Si eres de los que ven como un tormento recordar qué meses tienen 30 o 31 días, o tener que calcular qué años son bisiestos, esta idea te gustará. Y es que nuestro calendario actual lleva sin actualizarse desde 1582, cuando el papa Gregorio XIII reformó el calendario para ajustarlo a la duración real del año. Y aunque hubo un intento durante la Revolución Francesa para hacerlo más racional, no llegó a calar.

En los años 30, una mujer estadounidense llamada Elisabeth Achelis diseñó una reforma a la que llamó Calendario Mundial: un nuevo calendario perpetuo, con el que todos años empezarían en domingo (que para los estadounidenses es el primer día de la semana) y terminarían en sábado.

Este calendario, como el actual, se basa en cuatro trimestres, que al igual que el año empiezan en domingo y acaban en sábado. Los trimestres siempre tienen 91 días: el primer mes 31 (enero, abril, julio, octubre), y el resto 30 días. Por lo tanto, los días del año siempre coincidirían con el mismo día de la semana (el 5 de marzo siempre sería martes, por ejemplo).

Para que este calendario encajase con la duración del año solar y con nuestro calendario actual incorpora un día festivo llamado Worldsday (Día del Mundo), entre el último día de diciembre (30, sábado) y el 1 de enero (domingo). Este día sería no laborable, no pertenecería a ninguna semana (se identifica como W) y se celebraría en todo el mundo a la vez.

Y para adaptarse al año solar, uno de cada cuatro años también sería bisiesto, teniendo un día más llamado LeapyearDay. Pero esto no rompería la relación entre días de la semana y del año, porque este día también sería un W, festivo mundial y sin día de la semana o mes asignado. Se añadiría justo a mitad del año, entre junio y julio.

Tanto el WorldsDay como el LapyearDay se consideran como periodos festivos de 24 horas a la espera de reiniciar el calendario, y no pertenecen a ninguna semana o mes, ni tienen día de la semana asignado (y estando situados entre sábado y domingo, serían como un puente). Así sería el nuevo calendario a partir de ahora:

De hecho, dado que el ciclo se repite cada tres meses, es posible expresar el Calendario Mundial de forma mucho más simple:

Elisabeth Achelis fundó en 1930 The World Calendar Association, y durante esa década varios países estuvieron interesados en su implantación, poniéndose como objetivo hacerlo en 1939 (año que comenzaba en domingo). Se creó un Comité Latinoamericano del Calendario Mundial, con miembros de Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, México, Panamá y Uruguay. En Estados Unidos el Congreso lo estudió y se llevó a Naciones Unidas, pero el interés fue decayendo desde los años 40. La World Calendar Association sigue activa y su intención era haberlo implantado para 2017, año que comenzaba en domingo.

Las ventajas de este calendario son principalmente su racionalidad. Nunca más habría que pensar si un mes tiene 30 o 31 días, si el 12 de enero era sábado o martes o si este año cae bien un puente. No haría falta cambiar el calendario cada año. Los festivos podrían ordenarse mejor. Además, es un calendario sumamente sencillo de implementar, pudiendo hacerlo casi sin complicaciones en cualquier año que comenzase en domingo (el próximo es 2023). Como se pregunta la World Calendar Association, ¿no debería ser nuestro calendario tan sencillo como nuestro reloj?

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