25 Nov
25Nov

Hay dos cosas que observo y que están en un claro-oscuro, lo que me gusta y lo que no. Suelo entretenerme con las que me gustan e ignoro o no presto demasiada atención, a las que no me gustan.

Dicho esto, debo añadir que no tengo claro el por qué de algunas situaciones, en las que me he metido y con las que he debido enfrentarme, algunas las he buscado porque me gustaban, otras porque no me gustaba lo que sucedía.

Diré además, que de todas ellas he salido dolido. Tan sólo el paso del tiempo me ha hecho comprender los errores cometidos en esos episodios y tener una visión mucho más clara de lo que es la vida y mi relación con mundo que me rodea.

Lo que si tengo claro, es el mucho tiempo que me ha costado asimilar mi actuación. Mis obras se dirigían siempre, a amoldar mi entorno y el mundo que me rodea, a lo que yo consideraba correcto y justo. Ahora compruebo que toda la energía gastada en la búsqueda de un mundo mejor y feliz, es energía que no he empleado en cambiarme a mí mismo, para que comprendiéndome, comprenda a los demás, y vea la perfección de todo suceso, pues el sufrimiento, el dolor y la felicidad que conllevan, me hacen consciente de que son mis obras las que me indican el camino correcto de mi superación y autoestima.

Efectivamente, habrá dolor y sufrimiento cada vez que por mis obras me aparte del camino que me acerca a la meta de “conocerme” con veracidad.

Hace milenios que muchos textos hablan de ello, algunos son sagrados otros no, conocerse es también la meta que grandes filósofos dieron como necesaria, para tener una vida armoniosa, equilibrada y feliz.

Unos textos hablan de los actos que se deben evitar: no matarás, no mentiras, no robaras, no adulteraras etc... pues se desequilibra el orden y el orden pasa luego factura.

Otros textos te hacen conscientes de lo que no podemos cambiar, pues no están bajo nuestro control.

No podemos controlar los pensamientos de otros, sus actuaciones, la opinión que tengan de nosotros etc. La ley humana e incluso el más cercano a ti lo intenta, lo manipula y adultera a favor o en contra tuyo, aunque en el fondo sólo es apariencia, puesto que si uno se conoce de verdad y tiene presente la herencia recibida en los textos que nos hablan de lo que se debe evitar, conoce también tarde o temprano, al que intenta llevarte por los caminos de la inconsciencia para su beneficio personal.

Y funciona, siempre que tengamos presente las palabras: “Por sus obras les conoceréis”. Fijémonos pues en sus obras y no prestemos atención a las hermosas palabras con que intentan adormecernos.

Para aquellos que les atrae el tema de la espiritualidad, han de tener muy presente las palabras anteriores cuando entra en algún grupo que trate estos temas. El dinero y el poder, tanto en grupos grandes como en grupos reducidos, es la energía con que suelen alimentarse los líderes de estos grupos. Observa pues con detalle sus actuaciones, no te conformes con las hermosas palabras con que se adornan, ten presente los textos de advertencia que se repiten tanto en los libros sagrados, como en los textos de los grandes pensadores.

Estamos en un mundo con mucha información, pero totalmente desinformados, no vayamos tras la novedad del momento que siempre se contradice, si buscamos experiencias hagámoslo prestando la debida atención a las señales que aparecen y que no están de acuerdo con la armonía, la concordia y la felicidad que todos buscamos.

Si tratamos a nuestros semejantes como queremos ser tratados, si evitamos las discusiones, los enfados y las posturas de enfrentamiento, estaremos dando pasos correctos en ese camino de conocimiento al que todos somos llamados, tendremos otra visión del mundo en que estamos.

Recomiendo la lectura de “Un Manual de Vida” para todos aquellos que quieran ahondar en los pasos a dar, en la búsqueda de conocerse.

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