Siempre me llamó la atención que es lo que hay de trasfondo detrás de un tatuaje. En mi niñez y adolescencia a los tatuajes se los asociaba con los presidiarios, pues estos, en sus largos tiempos ociosos en sus celdas, se los hacían y eran como sus “marcas distintivas”; así como hoy estilo de los presos de “las maras” en la cárcel de El Salvador. Siempre que en la calle te encontrabas con una persona tatuada, inmediatamente te intimidabas y pensabas “no es de fiar” y generalmente era así.
Si hace apenas unas décadas los tatuajes eran una algo excepcional, ahora están más que normalizados; cada vez son más los que deciden grabar recuerdos en su piel. «Hay dos motivos por los que las personas pueden hacerse un tatuaje, uno de ellos es subrayar la propia identidad y el otro inmortalizar momentos, tanto los que fueron felices como aquellos que les han dejado una herida psicológica», me explicaba una psicóloga. Otra psicóloga apunta que «las motivaciones por las que alguien decide hacerse un tatuaje, estando en 2025, son tan amplias como personas existen». Explica la profesional que, en muchos casos, es más frecuente que las mujeres se hagan tatuajes, en busca del enriquecimiento estético del propio cuerpo, mientras que los hombres suelen hacerlo movidos por la pertenencia a un grupo social.
Pienso que tal vez lo que les mueva para tatuarse sea querer, de alguna manera, «fotografiar» un recuerdo en la piel. Asimismo, uno de sus grandes atractivos es que puede hacerles «sentir únicos, autodefinidos, diferentes, o que les puede ayudar a enmarcar un rasgo de personalidad, una creencia o unos valores». Otro motivo por el que creo deciden tatuarse es como respuesta a un daño emocional vivido; el tatuaje es parte de aceptación de ese daño y resultado del proceso de resiliencia o de superación. Aunque en un primer lugar pueda parecer que las personas más extrovertidas y atrevidas tengan más predisposición a tatuarse, hay «pocos rasgos de personalidad que destaquen entre las personas que se tatúan». «Si lo generalizamos, podríamos decir que la característica común más importante es la búsqueda de un sentido de 'unicidad', el ser único u original». Pero, los tatuajes pueden incluso servir como herramienta de expresión para aquellas personas más tímidas. «Hay personas que prefieren poder autodefinirse sin tener que mediar palabra, sobre todo las más introvertidas o tímidas, y gracias a los tatuajes pueden hacerlo» me decía un psicólogo.
También, en primera instancia puede parecer que hay gran distancia entre las personas que se tatúan por estética y los que lo hacen buscando marcar en su piel algo importante para ellos. «La decisión de realizarse un tatuaje es significativa, incluso si es para embellecer el cuerpo. De hecho, en la cultura en la que el aspecto físico y la imagen son especialmente importantes, el hecho de decidir tatuarse solo para hacer más estética alguna parte del cuerpo puede ser tan significativo como hacerlo para marcar un acontecimiento vital relevante». En ambos casos, el «uso» que se da al tatuaje es similar. En el caso de que simbolice algo relacionado con su vida, reafirma el mensaje que quiere transmitir; si es por estética, se puede aplicar el mismo argumento, aunque el mensaje sea demostrar que son motivos con los que se sienten identificados estéticamente. Podríamos pensar que la lógica indica que las personas más inseguras, o con más dificultades para tomar decisiones, sean menos propensas a realizarse un tatuaje. Sin embargo, la psicóloga Lara Pacheco comenta que no tiene por qué ser así, ya que las personas con estos rasgos de personalidad normalmente sienten estas circunstancias en áreas de su vida muy marcadas. «Por ejemplo, se puede ser muy inseguro en las relaciones de pareja, pero muy poco en su el trabajo, o al revés… En general, una persona con cierta inseguridad puede sentirse seguro para tomar la decisión de tatuarse, incluso puede tener tendencia a ello como reafirmación de sí misma», explica la psicóloga. Si miramos los datos generales recogidos en distintas encuestas y estudios, observaremos que las personas que han decidido realizarse un tatuaje, en su gran mayoría, no se arrepienten de la decisión y, las personas que deciden borrarlos son muy pocas, en comparación.
Después de tomar la decisión de hacer un tatuaje, llega otra elección complicada: elegir en lugar del cuerpo en que lo vamos a realizar, ya que se puede concebir este símbolo estético como algo íntimo o algo para ser mostrado. «Quienes se decantan por realizarlo en lugares visibles, como los brazos o las piernas, suelen querer lucirlos a modo de 'joya' o como algo que les identifica, que forma parte de la autoimagen y del mensaje que quiere que reciban los demás», dice esta psicóloga Sheila Estévez Vallejo. Añade que la elección también puede depender de factores como la profesión de la persona, el dolor que crea que va a sentir en una zona u otra, o simplemente el motivo estético de cómo quedará el tatuaje en cada lugar. «Si nos referimos a partes muy expuestas y poco habitualmente tatuadas, como las manos, el cuello y la cara, quizá sí que podamos decir que la persona que lo hace en estas zonas está más motivada a mandar un mensaje a los demás, más que solo a sí misma», apunta la profesional.
Por último, los tatuajes, en cierto modo, pueden ser considerados por algunas personas como un recurso terapéutico. «Es una de las funciones que más se han estudiado. Hay ejemplos muy obvios, como los tatuajes que se realizan para disimular cicatrices, o para realzar el cuerpo estéticamente tras una mastectomía». De igual forma, se ha comprobado que un tatuaje puede ser una reafirmación tras superar un periodo difícil. «Como ya hemos comentado, respecto a las motivaciones para hacerse un tatuaje, en ciertas ocasiones se puede asumir como símbolo de haber superado algo, de haber pasado por un cambio significativo en la vida o como reafirmación de valores personales», concluye la profesional. ¿Por qué elegimos una zona u otra para hacernos un tatuaje? Aunque la elección de la zona en la que realizar un tatuaje depende de muchos factores (estética, intimidad, miedo al dolor…), explica la psicóloga Sheila Estévez Vallejo que, según la medicina tradicional china, cada zona del cuerpo tiene un significado a nivel «energético». Comenta la psicóloga, según esto, una persona que es diestra vincula la zona derecha de todo su cuerpo a la parte social, la laboral, y la de las metas de futuro. La zona izquierda sería la parte familiar, íntima y de pareja, que coincide con donde tenemos localizado el corazón.
Asimismo, una tendencia que puede darse a la hora de elegir dónde hacer un tatuaje, es la influencia que tiene el primero que se haga, ya que este marcará la tendencia. «El primero será ese en el que más nos fijaremos; en qué zona y en qué lado lo tenemos, determinará el resto, ya que no solemos repetir lugar o zona», dice la psicóloga. Explica que, en general, la zona de la espalda y los hombros está asociada a aguantar un peso, a las obligaciones, a nuestras cargas, mientras que la zona de los brazos es donde se visualizan las metas o los objetivos que se quieren conseguir. «Las manos suelen ser donde se muestra el poder y el dominio», apunta. Para terminar, explica que el pecho es la zona en la que se sienten las emociones, tanto las intensamente positivas, como las tristes, como son los duelos o las situaciones de dolor emocional.
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