"No estamos produciendo otra cosa que ego. El proceso mismo de nuestra vida es cómo llegar a ser algo, cómo empujar otros egos hacia atrás para ponernos delante. ¡Una carrera sin sentido! Pero esto sigue adelante toda tu vida; desde que naces hasta que mueres continua la misma carrera de envidia, rivalidad y competición.
¿Qué es la envidia? ¿Qué es la competición? ¿Qué es la rivalidad? ¿Qué son estas luchas y por qué existen? La motivación básica es que no nos dejen atrás, no continuar siendo un pigmeo, no seguir siendo pobre, sino ser coronado, que nos pongas guirnaldas, que el ego esté repleto de piedras preciosas, que brille; no seguir siendo un 'don nadie', sino llegar a ser alguien.
Desde el más pequeño hasta el más grande, todos participan en esta carrera. Y es tan extraña que incluso si tomase la dirección contraria, la motivación básica seguiría siendo la misma. Un hombre va acumulando riqueza para poder llegar a la cima, a la cumbre, al Everest de la riqueza. Y otro hombre renuncia a sus riquezas, se va a la selva y se convierte en asceta, y sin embargo puede seguir siendo vanidoso; ahora empezará a coleccionar otras monedas, las recompensas de su ascetismo, en lugar de las monedas comunes. Sigue habiendo ego; ahora no puede haber nadie tan puro como él, ahora no hay comparación entre él y el resto del mundo. El ego puede alimentarse hasta de la búsqueda de lo divino. El ego puede hablar de lo divino para mostrar que ya no está involucrado en asuntos mundanos, ¡ahora tiene agarrado incluso a Dios!...
Toda educación es un proceso de crear ego; es un intento de alimentar la ambición. El padre dice a su hijo que sea el primero de clase y que no se quede atrás. Y si el hijo se queda atrás, el padre se siente desdichado. Si el hijo es el primero, es como si el padre mismo fuera el primero.
Todo el mundo tiene que estar en esta carrera; es el único juego".
Osho, Upanishads, su historia y enseñanzas