23 Apr
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Y la pregunta fundamental: ¿somos libres o estamos determinados? Resulta evidente que vivimos situaciones que escapan a nuestro control: muerte, enfermedad, accidente. Por otro lado es intensa la sensación de que en muchas ocasiones tomamos decisiones que determinan el futuro acontecer.

Para la razón esto resulta una antinomia. “Si estoy determinado no existe libre albedrío, si soy libre y mis elecciones cuentan, entonces el determinismo es una ilusión”. La controversia "libertad – destino" parece irresoluble siempre que se considere a la libertad como la posibilidad o derecho de hacer lo que le plazca a uno. Pero no para todo el mundo la libertad está en hacer lo que uno quiere.

El descubrimiento del inconsciente pone de manifiesto la existencia de fuerzas que operando desde la oscuridad determinan fatalmente el destino de una persona. Llámese neurosis, complejos, instintos, arquetipos, dioses, el resultado es el mismo.

Nos han hecho creer que la virtud y la moral consisten en la sujeción a unas normas colectivas que marcan el ámbito de lo correcto o incorrecto, de bien y mal, pretendiendo universalizarlas, sin embargo el tiempo (la historia) demuestra cada vez más su absoluta relatividad.

En tal caso, la libertad que uno dispone no es más que un conjunto de elecciones, decisiones y motivos que actúan casi siempre como justificaciones y explicaciones que se da a uno mismo y a los demás, y que a la vez encubren otras motivaciones cuya naturaleza y designio ignora.

Ser libre es elegir lo mejor y lo mejor es cumplir el propio destino. Libertad consiste en hacer alegremente lo que se tiene que hacer. No es lo que sucede (que no puedo evitar) sino qué hacer con lo que sucede. Soy libre cuando puedo elegir entre responder y reaccionar.

Los antiguos griegos ya vieron que el destino exige, para cumplirse, la acción de la libertad. Ser libre es actuar con responsabilidad, uno sabe que cada momento de su existencia presenta una exigencia, una especie de obligación y que la vida implica cumplimiento.

El destino es el propósito del alma y la Astrología es útil para descubrir y realizar ese destino al elegir el yo concordancia con el orden celeste. Para la astrología el destino es la expresión del acto de creación divino no revelado aún. El propio destino ya constituye una revelación pues la eternidad nos habla a través del inconsciente. La manifestación de lo que aparece como divino se percibe como fuerza de destino, y es que libertad y destino enlazados dan sentido a una vida.

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