En mi opinión, TENEMOS QUE REÍR MÁS, mucho más, todo lo que se pueda… y más.
Es algo que hay que fomentar, algo a lo que dar preponderancia, algo que incluir en el día a día, en todas las ocasiones en que no sea inapropiado hacerlo. Hay que declararse Persona Feliz y Reidora.
Reír tiene muchas ventajas adicionales:
Todo son ventajas físicas y psicológicas, además del rato tan agradable y divertido que se pasa cuando se ríe a carcajadas. Además, cuando uno ríe, en el inconsciente lo asocia a ser feliz y estar bien, por lo que se crea una predisposición a sentirse bien y sin el agobio de las preocupaciones (que no hay que eludir resolverlas, pero no conviene estar SIEMPRE pensando en ellas).
Hasta tal punto es beneficiosa la risa que se creó la Risoterapia, que es una estrategia o técnica psicoterapéutica tendente a producir beneficios mentales y emocionales por medio de la risa. Dice la Wikipedia que “después de una sesión de dos horas, es inevitable sentirse pleno, amoroso, tierno, alegre, vital, energético y un sinfín de sentimientos positivos. Parece mentira cómo un método tan sencillo como es la risa puede aportarnos tanto: la risa es Magia, es Alquimia, es la mejor medicina”.
La UNICEF utiliza la risa para animar a niños que han sobrevivido a un desastre natural. Los Payasos de Hospital ayudan a desdramatizar el ingreso hospitalario y la situación desagradable de la enfermedad provocando sonrisas o risas en los pacientes. Su eficacia está demostrada.
Es conveniente observarnos, porque a medida que nos hacemos mayores parece que al ser más responsables tenemos que ser obligatoriamente más serios. Los niños ríen cada vez que lo desean, sin preocuparse por ello, y se ríen con las cosas más simples y de las cosas más tontas. En eso nos ganan: seamos también niños a menudo.
Cuando uno se ríe de sí mismo y de lo que son “sus problemas” –pero no lo hace por inconsciencia ni por irresponsabilidad-, está desdramatizando lo que le pasa y eso le aporta una cierta objetividad para ver el problema tal y como realmente es. Desde la perturbación que se produce cuando uno está inmerso en su problema no se ven las salidas ni las soluciones.
No hay que darle más vueltas al asunto, lo que hay que hacer es tomar una determinación firme, y cumplirla, de reír más y a menudo, juntándose con personas que tengan esa misma capacidad y deseo, o en solitario leyendo cosas de humor, o viendo vídeos chistosos o monólogos de humor –en eso Youtube es de gran ayuda-.
(Tal vez hoy el cierre del artículo podría ser “Te dejo con tus risas…”)