Si te pica el bicho de la curiosidad por las uvas embotelladas o simplemente te preguntás por qué hay vinos que te gustan y vinos que no, este ABC debería ser la puerta de ingreso a un viaje sin retorno. Son, claramente, aclaraciones generales, pero funcionarán como una guía elemental y a la vez precisa para encarar la góndola y elegir a conciencia un amor inolvidable. Aquí, todo sobre vinos para principiantes.
1. Qué es el vino. Así como la cerveza se hace fermentando granos malteados, el vino es una bebida que surge de la fermentación natural de las uvas. La totalidad del líquido, su color y sabor están en las uvas y el secreto es elaborarlas de tal forma que el vino quede rico y de acuerdo a un puñado de estilos. Por eso, las clasificaciones que siguen.
2. Vinos de color. A la hora de empezar a beber el color del vino es la primera categorización útil. Se clasifican en tres grandes grupos: los tintos, que solo se elaboran a partir de variedades tintas o con mezclas de ellas; los rosados, cuya mayoría se elaboran de uvas tintas aunque un puñado resultan de la mezcla de tintas y blancas; y los blancos, de los que el 99% se elabora de variedades blancas, aunque se los puede elaborar de uvas tintas siempre y cuando se descarte la piel en el proceso.
Dato clave: la piel de la uva es la que tiene el color y, al elaborarse, se las macera para extraerlo o no.
3. Los vinos varietales. Desde el francés Cabernet Sauvignon a la húngara Hárslevelű, hay miles de uvas que dan origen a vinos particulares. El asunto es que en los últimos 40 años los “varietales”, vinos elaborados con una sola uva, son los que mandan en la góndola. Como la tinta Malbec o el blanco Chardonnay, tal como rezan las etiquetas. El hecho de que un vino sea varietal determina una posibilidad de gustos, porque las uvas tienen sabores a veces muy marcados –como el Torrontés– o menos precisos –como el Malbec, que cambia mucho según las regiones–, pero en todo caso el varietal ofrece una guía de sabor. La regla es: un vino varietal tiene que ofrecer el gusto de la uva. Conocer esos sabores ayuda mucho a la hora de elegirlos. Con una pequeña excepción: la categoría de vinos varietales acepta hasta un 15% de otras uvas, para afinar o ajustar el estilo.
4. Los vinos de mezcla. Conocidos como cortes o mezclas en español, assemblages o coupage en francés y blend en inglés, son aquellos vinos que emplean más de una uva y ninguna de ellas en una proporción del 75% o más. El asunto es que al combinar sabores varietales tienden a ofrecer más complejidad, ya que suman a veces caracteres complementarios. El clásico es un corte de Cabernet Sauvignon con una parte de Malbec –por ejemplo, el 20%– o el corte inverso, que gana mucho. El corte en ascenso hoy es Malbec con Cabernet Franc, otra variedad francesa.
Dato: suelen ofrecer vinos más logrados a mismo rango de precio que un varietal, aunque luego es difícil discriminar a qué atribuirle el sabor.
5. El origen, otra clave del sabor. Claro que en el mundo hay muchas regiones de vino y cada una con un clima y una historia. De ello también depende su gusto. En el caso argentino, Mendoza, Salta o Patagonia pueden parecer garantías de sabor, pero al ser regiones grandes es difícil guiarse. Por eso, en la medida en que los vinos ganan precisión en las regiones –por ejemplo, San Patricio del Chañar en Patagonia, Gualtallary en Mendoza, Cachi en Salta– el estilo y sabor del vino se vuelven más predecibles y garantizados. Esa información está en la etiqueta. Hay que leerla.
6. Reserva y Gran Reserva. Son dos categorías de estilo. En la legislación argentina, Reserva es aquel tinto que estuvo al menos un año dentro de la bodega –seis meses para blancos–; Gran Reserva, aquellos tintos que estuvieron dos años, uno para los blancos. En general el tiempo de bodega está asociado a la crianza en roble, pero no es la única variable. Debería interpretarse como vinos que, a mayor tiempo de reposo dentro de la bodega, están más afinados en sus características.
7. Estilos de elaboración. Así como la variedad, el origen y la crianza hacen al estilo y sabor, hay vinos que por la forma en que se elaboran tienen estilo propio. El mejor ejemplo son los dulces: están aquellos cuyas uvas se cosecharon tardíamente por lo que ofrecen sabores exóticos y un paladar dulce, conocidos como late harvest o tardíos; y aquellos llamados dulce natural que son blancos joviales casi siempre, con un dulzor pronunciado. Hay muchos estilos de elaboración más complejos, como vinos con crianzas biológicas o de flor –como sucede con ciertos jereces– o con agregado de alcohol, como pasa con algunos oportos. Categorías infrecuentes en nuestro medio, son vinos exquisitos.
8. Graduación. En general el grado alcohólico, indicado en la etiqueta en porcentaje, da una idea de intensidad del vino. Aquellos que están por debajo de 13% son vinos más ligeros y refrescantes; mientras que arriba de 14,5% son robustos y estructurados. Es una referencia, claro, porque los parámetros son móviles de acuerdo al estilo.
Listo, leíste esta nota sobre vinos para principiantes y, por las dudas, acá va una más:
https://vinomanos.com/2018/07/conocimientos-basicos-de-vinos/
¡Ya no lo sos!