Así, como lo dice el refrán "De Rota, la tintilla; de Sanlúcar, la manzanilla; y de Jerez, el que rey de los vinos es", este vino, original de la región de Andalucía, se ha convertido en todo un símbolo y tradición española.
La historia dice que fueron los fenicios, pueblo de navegantes, hacia el año 1100 a. C. quienes llevaron la vid de jerez a España.
La invasión árabe al país ibérico dejó un legado importante en la producción y comercialización de esta bebida, la cual se puede considerar, de acuerdo con varios expertos del sector, la bebida más antigua del mundo.
A finales del siglo XVI, los ingleses atacaron la provincia de Cádiz llevándose consigo como botín de guerra unas cuantas botas de jerez al Reino Unido, hecho que marca una etapa muy importante, pues a partir de allí se difundió especialmente en Inglaterra, donde es una de las bebidas preferidas.
El vino de jerez conforma una amplísima paleta de colores, aromas, sensaciones y posibilidades. Su proceso especial de elaboración y crianza hacen que el nombre de jerez o sherry (en el mundo anglosajón), sea común denominador de identidad para vinos de muy diversos estilos.
El Fino es seco y ligero, con una graduación entre 15 y 18 grados, color dorado pálido, aroma punzante y sabor almendrado.
La Manzanilla, también seco, un poco más salino que el fino, color dorado más claro, con una graduación entre 15 y 19 grados y que se cría con la uva Palomino, exclusivamente en la población de Sanlúcar de Barrameda. No existe en el mundo manzanilla igual a la que allí se produce.
Por otra parte están los vinos dulces que se elaboran con dos clases de uva, la Pedro Ximénez y la Moscatel. PX (Pedro Ximénez ) fue bautizado así en honor a un soldado alemán de nombre Peter Siemens, de quien no sabían pronunciar su nombre en alemán, por lo que lo bautizaron Pedro Ximénez. Ambos, Pedro Ximénez y Moscatel de sabor dulce y color caoba oscuro.
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Las botellas de jerez siempre fueron negras, hasta que a inicios del siglo XXI, la casa González Byass, productora de Tío Pepe, contrató un estudio con sesiones de grupo en las que preguntaban a la gente "¿qué connotación tiene un vino embotellado en una botella negra oscura?". La respuesta fue que el vino era del mismo color de la botella y dulce. Y Tío Pepe es completamente seco y pálido.
Este fue el punto de partida del cambio de algunas botellas de jerez -incluidas las de otras bodegas- a las de color verde, a las que se agregó en las etiquetas la variedad de uva, otra petición de los participantes.
En cuanto a la copa, el clásico catavinos es la copa ideal para degustar el jerez, ya que es el recipiente idóneo para percibir en toda su plenitud todas y cada una de las características, pero también puede usar una copa de vino blanco o incluso una copa tipo flauta o tulipa, lo importante es que se trate de una copa de cristal no muy grueso, incolora y de suficiente capacidad.
Los finos y manzanillas deben conservarse máximo hasta una semana, siempre en el refrigerador y con la botella bien cerrada.
Los amontillados aguantan algunas semanas más, el oloroso, el Cream o el Pedro Ximénez pueden conservar sus características intactas durante muchos años e incluso décadas.
Los expertos aconsejan como gran complemento en la gastronomía los distintos tipos de jerez: