Un hormigueo que recorre la parte superior de la espalda, avanza por el cuello y llega a la cabeza, un escalofrío placentero, un cosquilleo agradable o un orgasmo de baja intensidad… El ASMR es una experiencia física y psicológica que se ha convertido en fenómeno viral desde su aparición en redes hace poco más de una década.
Miles de personas se conectan a plataformas como YouTube, Instagram o TikTok para relajarse sintiendo alguno de los videos que los denominados ASMRtist suben a sus redes, contenidos que han convertido en millonarios a un puñado de ellos. A continuación, definimos el concepto y uso del ASMR, rastreamos su origen en redes y preguntamos a la ciencia qué opina al respecto.
Los susurros son uno de los mejores estímulos para alcanzar el ASMR. Fuente: Pixabay
El término ASMR surge de su acrónimo en inglés Autonomous Sensory Meridian Response que se traduce como Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma, un neologismo un tanto equívoco que sirve para expresar un fenómeno experiencial que ha cautivado a millones de personas.
EL ASMR se manifiesta a través de una serie de sensaciones que van del hormigueo al escalofrío, y de la euforia al orgasmo, todos ellos de baja intensidad, consiguiendo en la mayor parte de los casos una sensación de relajación que antecede al sueño.
¿Y cómo se consigue el ASMR? A través de diferentes estímulos, especialmente auditivos y visuales. Y aquí es donde entran en juego los ASMRtist, una suerte de estimuladores que crean contenido audiovisual para millones de fanáticos. Los artistas del ASMR se graban susurrando, manipulando diferentes objetos, rasgando el micrófono o, incluso, comiendo. Todo vale con tal de ofrecer al oyente esa sensación orgásmica.
Tal ha sido el fulgurante éxito del ASMR, especialmente entre los consumidores de contenido digital, que este fenómeno ha sido descrito como el calmante de los jóvenes, una suerte de ansiolítico natural con el que muchas personas consiguen un estado de calma que facilita el sueño, entre otras actividades.
En este sentido, el ASMR tiene también un componente sexual que ha conllevado cierta polémica, apareciendo el término complementario de ASMRotica, una serie de estímulos auditivos y visuales que tendrían como objetivo enardecer al oyente, contenido audiovisual que se ha encontrado con la censura en diversas plataformas digitales.
Pero más allá de esta posible conexión sexual, el ASMR se ha vinculado a otros fenómenos psicológicos como el caso de la sinestesia, una facultad caracterizada por la variación subjetiva de la respuesta sensorial en el que se eleva de tal forma la intensidad de un determinado sentido que puede provocar un estado de placer o euforia.
Así mismo, el ASMR también se vincula al frisson, un término francés que se utiliza para definir el hormigueo y la piel de gallina, una suerte de piloerección como resultado de un estímulo visual, táctil o auditivo, como pueda ser la propia música, pero que también se produce tras el consumo de determinados alimentos o sustancias psicotrópicas o tras el propio acto sexual.
El fenómeno del ASMR surge en foros y redes sociales. Fuente: Unsplash
Pese a que esta sensación de hormigueo placentero es consustancial al ser humano, la definición del término y su asociación a determinados estímulos procedentes del mundo digital llega muy recientemente. Se pone, incluso, una fecha concreta: el 19 de octubre de 2007, un foro de discusión de una web denominada SteadyHealth marcaría el nacimiento del ASMR: un usuario describió haber experimentado desde la infancia una sensación física placentera producida por estímulos sin aparente conexión.
El concepto va desarrollándose en diferentes comunidades de internautas mientras van surgiendo creadores interesados en ofrecer contenido que facilite a los oyentes y espectadores alcanzar el ASMR. Desde hace unos años, algunos de estos ASMRtist han alcanzado una gran notoriedad logrando la atención de grandes medios de comunicación y facturando millones de dólares de beneficios gracias a la visualización de los contenidos por parte de sus suscriptores.
Algunos de los creadores de experiencias ASMR cuentan con millones de seguidores. Fuente: Unsplash
Una coreana comiendo dulce, una canadiense masticando objetos, una ASMRtist española contando historias y una chica susurrando en polaco… Las derivaciones del ASMR en redes y plataformas digitales son múltiples, pero siempre con un objetivo: relajar al oyente.
En este sentido, buena parte de los artistas del ASMR optan por la grabación binaural para lograr sus objetivos. Se trata de una técnica de grabación que simula la acústica tridimensional, lo que ofrece la sensación envolvente de que la voz del creador se halla en la misma habitación que el oyente, casi como si realmente alguien estuviera susurrando a su oído.
Para ello, los creadores más avanzados usan micrófonos profesionales de alta gama que rodean diferentes componentes para aumentar la sensación de cercanía y tridimensionalidad, además de cuidar al máximo la posición de los mismos, tal y como se hace en un estudio de grabación musical tradicional.
Además, los artistas usan una cámara común para grabarse en video —sirve la de un móvil de gama alta—, mientras generan los sonidos relajantes. En este sentido, los ASMRtist cuidan al máximo cualquier gesto o sonido descontextualizado que pudiera alterar la consecución del ASMR por parte del oyente.
¿Qué es el ASMR para la ciencia? Fuente: Unsplash
El surgimiento del ASMR como fenómeno biológico es tan reciente que la ciencia apenas ha tenido tiempo de valorarlo, pero en los últimos años varios neurólogos y psicólogos se lo han empezado a tomar en serio iniciando estudios sobre sus posibles implicaciones cerebrales y psicológicas.
Steven Novella, un neurólogo de la Universidad de Yale, fue uno de los primeros en referirse al ASMR en una publicación científica recomendando un estudio serio sobre el fenómeno usando técnicas como la resonancia magnética.
Pocos años más tarde, los psicólogos de la Universidad de Swansea Nick Davis y Emma Barratt llevaron a cabo un estudio entre casi 500 voluntarios, concluyendo la necesidad de seguir cotejando los beneficios del ASMR como una medida terapéutica complementaria al mindfulness o la meditación.
Así mismo, un estudio reciente sobre misofonía parece revelar que ambos fenómenos podrían ser las dos caras de la misma moneda: el mismo sonido puede transmitir sensaciones negativas o positivas dependiendo del oyente: escuchar a una chica mascando un cepillo de pelo de caramelo puede producir una sensación orgásmica, una carcajada… o un ataque de ansiedad.
por David Rubio