Rompe los mitos del carisma

Espero que te guste esta página y que hayas podido sacar varias ideas útiles.

Ahora ya conoces el valor real de las habilidades sociales. Y es incalculable, porque la calidad de tus relaciones es lo que más va a influir sobre tu felicidad.

Y es que lo que termines consiguiendo en tu vida dependerá mucho más de tu habilidad para conectar con la gente y resolver conflictos que de tus conocimientos técnicos o capacidad de trabajo.

Sin embargo muy pocos saben realmente cómo funciona el carisma. Por eso quiero contarte hoy todo lo que me "aconsejaron" en un momento bastante difícil de mi vida, porque son mitos que mucha gente todavía se cree.

Todo empezó al terminar la universidad.

Justo después de licenciarme empecé a trabajar en mi supuesta vocación, la investigación científica. Pero ahí choqué con la dura realidad. Me di cuenta de que mi sueño juvenil de convertirme en un investigador reputado estaba mucho más lejos de lo que imaginaba.

Desilusionado e impaciente, cambié de profesión y entré en un mundo empresarial totalmente desconocido para mí.

Mi ánimo decayó, y poco a poco fui notando como mis inquietudes dejaron de interesarle a nadie. Las conversaciones habituales me parecían una pérdida de tiempo y solo sabía expresarme de forma sumisa o demasiado agresiva cuando explotaba.

Por no hablar de que mi vida sentimental dejó de existir.

Para no arriesgar mi autoestima no me exponía a ningún riesgo y mi círculo social empezó a reducirse dramáticamente. Cada vez que tenía que salir de mi zona de confort me invadía una tormenta de miedos paralizantes.

Y no solo a nivel social. En mi entorno laboral veía impotente como gente mucho menos capaz que yo pero más hábil socialmente pasaba constantemente por delante de mí.

En esa etapa recibí muchos consejos para mejorar mi autoestima y habilidades sociales. Consejos como los siguientes:

• "Confía más en ti mismo"
• "Relájate y piensa que todo irá bien"
• "Deja de preocuparte tanto"
• "Sé más asertivo"
• "Piensa en positivo y todo llegará"
• "No puedes gustar a todo el mundo"
• "Simplemente sé tú mismo"
• "Haz como si lo fueras hasta que lo seas"

Aunque su intención era buena, lógicamente nada de eso funcionó. Si fuera tan fácil hacerlo ¿no lo haría todo el mundo y se olvidaría de sus problemas?

Los consejos que te dicen "sé más…" o "solo tienes que…" son inútiles. Porque no son específicos y no tienes ni idea de qué tienes que hacer para lograrlo.

Harto de no conseguir nada, empecé a estudiar la ciencia de las habilidades sociales y lo que realmente hay detrás de las personas más carismáticas.

Y por fin entendí que no es suerte, ni genética, ni un don. Es aprendizaje.

Las personas más carismáticas han aprendido durante su infancia y adolescencia actitudes concretas y las han convertido en hábitos. Estas conductas pueden clasificarse dentro del triángulo del carisma: la Confianza, el Control y la Conexión.

Hoy me gustaría romper el principal mito de cada una de ellas. Mitos que a mí tampoco me ayudaron porque en realidad, son falsos.

El mito de la confianza: tu autoestima depende de tus pensamientos

Muchísima gente no deja de ponerse excusas con cosas como "Todavía no me siento preparado" o "Aún me falta la confianza suficiente para hacerlo".

Nada de lo que pienses te hará sentir más seguro. La regla de oro de la confianza es que primero vienen los actos, y luego los sentimientos de confianza.

No puedes sentirte confiado antes de hacer algo que no has hecho nunca antes.

Si estás esperando a sentirte preparado antes de dar tu primera charla en público, expresar tus sentimientos a alguien que te atrae, o empezar un negocio, te quedarás esperando toda tu vida.

Por desgracia, multitud de libros de autoayuda nos han vendido que podemos vencer nuestros miedos simplemente cambiando nuestros pensamientos. Y eso es imposible.

No esperes a sentirte confiado antes de actuar. Actúa y luego empezarás a sentirte confiado.

El mito de la conexión: hay personas que no tienen "química"

A no ser que seas un psicópata, no hay gente con la que te sea imposible conectar. Solo hay vínculos emocionales que no has encontrado todavía.

He conocido personas que se han pasado meses ignorándome hasta que se dieron cuenta de que compartíamos algo que para ellas era muy importante. En algunos casos fue un hobby, en otros nuestra escuela o incluso algo tan simple como el día de nacimiento.

En ese momento su actitud cambió por completo.

Lo que quiero decirte es que para que la gente conecte contigo debes crear vínculos emocionales con ellos.

Un vínculo es algo que nos une, ya sea una experiencia, afición o interés. Y es emocional cuando pertenece a nuestra infancia, familia, viajes o sueños.

Cuando no puedes conectar con alguien a menudo es porque no has encontrado este tipo de vínculos. Pero todos tenemos interruptores emocionales capaces de crear una gran conexión.

El mito del control: no puedes influir en lo que la gente piensa de ti

Los humanos somos seres cognitivos. Eso significa que pensamos y sentimos según la información que recibimos.

Aunque tú no puedas influir directamente sobre lo que alguien piensa o siente, sí que puedes intervenir sobre la información que recibe.

De esa forma estarás actuando indirectamente sobre sus pensamientos.

Cuando a las personas nos falta información, la completamos con nuestra imaginación. Por eso, cuanto más preciso seas comunicándote, menos espacio dejarás a su imaginación y mejor controlarás lo que piensan.

Te pondré un ejemplo:

¿A quién ayudarías primero en la calle? ¿A un adolescente que de repente se te acerca y te pide usar tu fonito, o a uno que te lo pide porque dice que se ha perdido y quiere llamar a sus padres?

El segundo te está dando un motivo y un objetivo, por eso es más probable que accedas a dejarle usar tu celular.

Con nuestra comunicación podemos influir positivamente sobre los sentimientos de los demás. Y es algo que las personas con mejores habilidades sociales hacen constantemente.

Habilidad social