31 Mar
31Mar

EN PRIMER LUGAR voy a contarles una pequeña anécdota: 

--- Mi médico se ha empeñado en que venga a verlo --- le dijo un paciente al psiquiatra ---. Sabe Dios por qué.  Estoy felizmente casado, tengo un trabajo seguro, un montón de amigos, no tengo ninguna preocupación...
 --- Ya --- replicó el psiquiatra, mientras cogía su cuaderno de notas --- . ¿Y cuanto tiempo lleva así? 

Nadie cree en la felicidad. Parece que el hombre no puede ser feliz. Si hablas de tu depresión, de la tristeza, de la infelicidad, todo el mundo se lo cree; parece algo natural. Si hablas de tu felicidad, nadie te cree; parece algo tan antinatural. 

Tras cuarenta años de investigaciones sobre la mente humana, Sigmund Freud, que trabajo con miles de personas y estudió miles de mentes perturbadas, llego a la conclusión de que la felicidad es algo ficticio, que el ser humano no puede ser feliz. Como mucho, podemos hacer las cosas un poco más agradables, pero nada más. Como mucho podemos disminuir un poco la infelicidad, pero lo que se dice ser feliz, a eso no puede llegar el hombre. 

Parece muy pesimista... pero si nos fijamos en la humanidad, esa parece ser la situación; parece que es así. Solo los seres humanos son infelices. Algo va mal en lo más profundo.

Os lo digo por experiencia propia: los seres humanos pueden ser felices, más felices que las aves, más felices que los arboles, más felices que las estrellas, porque los seres humanos tenemos algo que no tiene ninguna ave, ningún árbol, ninguna estrella. Tenemos consciencia.

Pero al tener consciencia, existen dos alternativas: llegar a la felicidad o a la infelicidad. Tú eliges. Los árboles son felices porque no pueden ser infelices. Su felicidad no es una cuestión de libertad; tienen que ser felices. No saben ser infelices; no tienen otra posibilidad. Los pájaros que trinan en los árboles no son felices por decisión propia; sencillamente son felices porque no conocen otra cosa. Su felicidad es inconsciente, natural.

Los humanos pueden ser tremendamente felices y tremendamente infelices, y son libres de elegir. Esa libertad es peligrosa, esa libertad es arriesgada, porque tú eres el único responsable. Y algo ha ocurrido con esa libertad, algo ha ido mal. El ser humano parece andar cabeza abajo.

La gente va en busca de la meditación. Necesitáis la meditación únicamente porque no habéis elegido ser felices. La meditación es una medicina; si estás enfermo, necesitas una medicina. En cuanto te decides por la felicidad, en cuanto decides que vas a ser feliz, no te hace falta la meditación. Entonces la meditación empieza a surgir por sí misma. 

 La felicidad se da cuando encajas en tu vida, cuando encajas tan armoniosamente que hagas lo que hagas te proporciona alegría. Entonces te das cuenta que la meditación va tras de ti. Si amas el trabajo que haces, si amas tu modo de vida, eres una persona de meditación. Entonces nada te distrae. Cuando las cosas te distraen eso simplemente demuestra que en realidad no te interesan.

 OSHO
 Del Libro Alegría

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