Los últimos 15 años, Argentina profundizó un sistema prebendario y subsidiado de vida para los jóvenes, a cambio de nada. El kirchnerismo fue el cultor de los vagos en la Argentina. Sustituyó el trabajo con la militancia rentada, el abono a los actos, el regalo de plata y electrodoméstico como forma de distribuir “bienestar” entre los sectores más carenciados y los no tanto, produciendo una generación de jóvenes a quienes les es más fácil pertenecer a La Cámpora, Kolina, Barrios de Pie, la izquierda o transformarse en “dirigentes sociales” para asegurarse un sueldo, el acceso algún negociado o aliarse con algún diputado o senador para rapiñar plata del Estado, que durante tanto tiempo se dilapidó y se sigue dilapidando, en beneficiar a quienes no trabajan.

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