03 Mar
03Mar

Cuando vemos a una persona por primera vez, observamos su aspecto externo. Nos fijamos en su ropa, en su rostro, en sus complementos… y deducimos como es esa persona. Y es que tendemos a juzgar sin conocer.

Casi siempre, tendemos a juzgar a las personas por su apariencia, y no esperamos a conocerlas. Y es que, la apreciación externa que hacemos sobre una persona, no siempre es la correcta.

La apariencia es como los demás nos ven y nos perciben: El vestuario, la forma de hablar, como actuamos… no podemos reflejar con ella lo que realmente queremos expresar.

Cuando conocemos de verdad a una persona, compartimos con ella nuestros pensamientos y descubrimos realmente, la personalidad de cada uno.

Todos los días, nos formamos alguna opinión sobre otras personas. Pero, como somos imperfectos, no somos capaces de juzgar de manera perfecta, como pretendemos. Tenemos la tendencia a dejarnos llevar por lo que vemos. Aun así, muchos Maestros espirituales en su paso por este plano nos dejan la misma enseñanza: “Dejen de juzgar por la apariencia exterior, pero juzguen con juicio justo”. Como vemos, ellos desean que sigamos su ejemplo y no nos dejemos llevar por las apariencias. Para juzgar a menudo influyen en nuestras opiniones: la raza o nacionalidad, el dinero y la edad.

Es triste constatar que este mundo se rige en gran parte por las apariencias, de tal forma que mucho depende la manera en que una persona luzca físicamente para ser aceptada en determinado ambiente o círculo. Y si no me cree, por ejemplo, dese una vuelta por algún centro de moda o por algún restaurante de "caché" y constatará cómo se discrimina a mucha gente solo porque no reúne determinados requisitos, con lo que se le niega el acceso a esos lugares, muchas veces conocidos como para clase VIP (Very Important People, para gente muy importante, en español).

Lo mismo sucede en casi todos los sitios a los que se desee acceder, pues lo primero que se observa de las personas es su apariencia física, su vestimenta, de ahí que si el visitante luce impecable en su imagen, es tratado con cierto respeto, amabilidad y se le tienen muchas consideraciones y atenciones. Sin embargo, si ocurre todo lo contrario, es decir, si la persona lleva ropa sencilla y su aspecto es de pobreza, en muchos casos, es tratada con cierta indiferencia y desdén, sin importar otras características de su personalidad.

No obstante, en ocasiones solemos llevarnos cada sorpresa cuando detrás de esa apariencia se esconden personas talentosas y completamente contrastantes con lo que muestran detrás de esa imagen, que no refleja lo que hay en el fondo de lo que se observa a simple vista.

En este mundo, afortunadamente, existen muchas personas cuya humildad es tan grande, que prefieren mantenerse en el anonimato, detrás de una apariencia de sencillez, mientras también podemos ver el otro lado de la moneda, representada en personas que se jactan de poseer cualidades sobresalientes, con lo que solo dejan ver su soberbia al desestimar las virtudes de los demás.

Cada uno es el responsable de remediarlo ya que, si entablamos una amistad con una persona, vemos como es ella de verdad.

Una película que nos invita a reflexionar acerca del tema es "La bella y la bestia". La película enseña que no debemos juzgar a la bestia por su apariencia sino que debemos descubrir como es ella realmente.

A veces, no nos damos cuenta de lo encantadora que puede ser una persona si la conocemos. Porque solemos fijarnos en el aspecto externo. Las apariencias engañan, y eso, es una realidad.

Todos lo hacemos más o menos a menudo. La apariencia es la antesala de lo que creemos que es una persona. Pero podemos estar muy equivocados y este vídeo nos lo va a demostrar. Ha sido creado por DawahFilmsUK y se trata de un corto que nos muestra por qué las apariencias pueden llevarnos estrepitosamente hacia un mal prejuicio. Nunca sabes lo terriblemente equivocado que puedes llegar a estar.

En este contexto, amable lector, vale la pena hacer una reflexión para dialogar con los hijos y fomentarles el respeto por todas las personas que les rodean, sin importar su condición económica ni su apariencia física, pues finalmente está demostrado que todos los seres humanos estamos dotados de grandes cualidades que solo están a la espera de ser descubiertas y explotadas, no con el ánimo de jactarse de ellas, sino para compartirlas con los demás.

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO