26 Mar
26Mar

En 1929 la Unión Soviética introdujo un calendario revolucionario en el que cada mes tenía 30 días y los cinco o seis días restantes eran fiestas que no pertenecían a ningún mes. En 1930 y 1931 hubo un 30 de febrero en la URSS, pero en 1932 los meses volvieron a ser los de antes.

Ahora les cuento un dato muy interesante que se dio por única vez. Ese día es el 30 de febrero de 1712. Y sucedió en, Suecia.

La razón de ello es el tremendo lío de los calendarios. El emperador romano Julio César, hace casi 2.000 años, impuso un calendario muy parecido al que usamos hoy. El llamado calendario juliano alternó los 12 meses con 30 y 31 días, iniciando el año en marzo, por ser el comienzo de la primavera, y dejando a febrero cojeando con 28 días o 29 días. El año bisiesto se marcó desde entonces para sincronizar el año calendario de 365 días al año solar de aproximadamente 365,25 días.

El año solar en realidad es un poquitín más corto: 11 minutos y 14,784 segundos, para ser precisos. No es una diferencia que pueda causar un impacto inmediato, pero con el paso de los años, el desfase es notable. Por esta razón el papa Gregorio XIII intercedió con su calendario en 1582, para "corregir" la discrepancia. Se hizo sobre todo por razones religiosas, pues el equinoccio de marzo, que marca el inicio de la pascua, se había desfasado por tres días a lo largo de los siglos.

El calendario gregoriano se establece como estándar, empezando por los países católicos; en lugar de eliminar años bisiestos en las siguientes cuatro décadas, cortaron de un tajo 10 días. Saltaron del jueves, 5 de octubre, al viernes, 14 de octubre, de 1582. Otros imperios y naciones fueron reacios, pero finalmente adoptaron el cambio. Reino Unido y sus colonias americanas hicieron el gran salto del 2 de septiembre al 14 de septiembre de 1752.

Pero antes de eso, cuando Suecia decidió incorporar el calendario gregoriano, no quiso hacerlo eliminando todos esos días tan súbitamente. Prefirió hacerlo gradualmente, saltándose los días bisiestos de febrero durante cuatro décadas, hasta quedar a la par. Según el calendario juliano que seguían, 1700 era un año bisiesto, pero solo le atribuyeron 28 días a febrero. Tenían la intención de hacer lo mismo en 1704, 1708, etc., pero, poco después, estalló la guerra y tuvieron otras prioridades que les obligaron a relegar los cambios.

Unos años después, el emperador Carlos XII se dio cuenta de que el calendario en Suecia no era ni juliano ni gregoriano, tomó medidas drásticas y abandonó el cambio.

Pero, como ya habían omitido el bisiesto de 1700, ordenó que en 1712 (otro bisiesto) se añadiera un día adicional al 29 de febrero, creando así por única vez en la historia desde las épocas de Julio César, el 30 de febrero.

Al final, Suecia siguió el ejemplo de sus pares en el norte de Europa y adoptó el calendario gregoriano en 1753, con el mismo sistema de eliminar 10 días en el año de un tajo.

Pobrecillos los que nacieron ese día…

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